
Nos ha tocado el 5: la luna, el sol, el pez, el gato… ¡¡¡Y BRINCO!!!
Cuántos pañales habré cambiado mientras le ponía música a la letra de Cinco de Antonio Rubio, especialmente a la página del 5. No podría ser de otra manera, la función que ve Elea en los números previos es simplemente, con perdón, Antonio Rubio, la de aumentar la excitación por ver a mamá dando un brinco al final del libro.
Durante un tiempo colocaba el cuento sobre la cama donde vestimos a la peque con la intención de entretenerla y evitar las fugas a las que se estaba aficionando. ¡No lo pude hacer mejor! Abríamos el libro por cualquier página y le cantaba lo que «nos había tocado», hasta que ella, ceñuda e impaciente trataba de abrirlo por la última. Sí, entre cánticos y saltos, es cierto que el tiempo en que le cambiaba el pañal era el mismo que cuando se fugaba, pero así era mucho más divertido… ¡¡para las dos!!
Ahora lo tenemos puesto en la estantería del salón junto a los demás libros, a veces lo leemos en nuestro momento cuento y brinca levantando la barriga sobre mi, y en otras ocasiones lo saca ella y bailamos de pie mientras lo cantamos.
De esta colección tenemos Limón y Luna y de la biblioteca hemos sacado en préstamo Violín, que aún no lo hemos contado y Cinco, que acabaré comprándolo porque es uno de los que más le gustan. Supongo que se debe al fondo de color claro y las ilustraciones tan originales de Óscar Villán que Elea observe tan concentrada cada una de las páginas.
Solo puedo decir que nos parece muy divertido, tanto como para que, aun sin el libro, podamos cantar la canción y brinquemos un buen rato.
Cinco, Antonio Rubio y Óscar Villán. Editorial Kalandraka.
¿nos cuentas cómo lo cuentas tú?