Pues aquí estamos de nuevo, con muchas ganas de contaros cosas y sobre todo de pediros disculpas por teneros en ascuas durante 5 meses. Ahora que vuelvo a leer los últimos post pienso “pero ¿qué ha pasado?, ¿cuándo dejamos de pasar tiempo ante los cuentos?” y las razones me apedrean la patatita…
No sé cuándo dejé que nuestros momentos-cuentos desaparecieran por completo, lo que sí recuerdo es estar en lo más alto del positivismo y verme descender con la cabeza gacha hasta la derrota total. La imagen con Elea compartiendo un cuento por la mañana antes del cole y por la noche antes de dormir se esfumó antes de que llegase siquiera a adaptarse a sus nuevas rutinas. Es verdad que nos quedaban los fines de semana, pero no podíamos llamarlo momento-cuento en realidad, pues eran tantas las cosas que teníamos que “contarnos” y vivir juntas (junto a papá también) que no llegamos a convertir nuestras lecturas en un hábito.
Desde hace un mes y medio hemos recuperado nuestro momento-cuento post-desayuno y, aunque la razón no es motivo de alegría (los oídos de Elea necesitan alejarse de los virus escolares durante un tiempo), sí nos permite volver a estrecharnos toda la mañana la una contra la otra, saltar, jugar, ¡bailar! ¡¡¡Y LEER, LEER MUUUUUCHOS CUENTOS!!!
Durante los meses de escuela han pasado bastantes cosas, algunas de ellas podéis verlas en la cuenta de Instagram, lagatamelman; por ejemplo, tuvimos Un zarzal en otoño de Saro de la Iglesia. Fue una idea genial, lo colgué del tirador de una de las puertas de la estantería del salón y se pasó allí medio estación. Todas las mañanas les echábamos un vistazo a los conejos y las ranas, buscábamos escarabajos y veíamos cómo recolectaban frutos los ratones. Siempre encontrábamos nuevos detalles.
Así quedó nuestro zarzal en otoño Elea saludando a los conejos¡No os podéis imaginar quién llegó a casa a mediados de octubre! ¡PACO Y LA MÚSICA AFRICANA! De Magali Le Huche y la editorial Timun Mas. Hacía unos meses habíamos ganado un concurso de fotografía y el premio fueron cuentos infantiles. Entre ellos se encontraba esta joya literaria. Menuda sorpresa se llevó Elea cuando vio otro libro-musical de Paco, aún resuenan en nuestras cabezas los timbales y yembés. Tengo preparados los materiales para hacer pulseras como las que hacen los niños en el pueblo del amigo de Paco, estamos esperando que llueva para pasar la tarde metidos en casa con algo que hacer. Prometo enseñároslo en Instagram.
Los premios del concurso y nuestra pequeña colección de Paco Canelo también es fan de PacoSois unos cuantos los que habéis descubierto a Paco leyendo el blog y estáis encantados, os puedo asegurar que este título os va a gustar bastante también. Y si tenéis ganas de mover el esqueleto con vuestros peques no os perdáis Paco y el rock. Es con el que menos disfruta Elea y menos mal, porque no es mi estilo musical preferido, la verdad.
De los cuentos que nos regalaron en el concurso de fotografía solamente hemos visto el de Paco y el de El monstruo de colores de Anna Llenas, pero qué os puedo contar de este libro que no sepáis ya… poco, ¿verdad? Actualmente se encuentra en el top ten de los cuentos de Elea. Me encanta ver cómo evolucionan las imitaciones de cada emoción, excepto la de la calma, que no la entiende ni en un cuento. Habrá que trabajarla más.
Subiendo y bajando la pestaña de la botella de la tristeza y enseñándole al monstruo rojo que tenemos de peluche que sale en el libroEl cumpleaños de Elea llegó para dar comienzo a las Navidades y la casa se llenó de libros, si hago un listado con los que recibimos os aburro. De momento, los que más usamos son Mi primer memory de la editorial Combel, Ricitos de oro de Meritxell Martí y Xavier Salomó y Buenos días de los dos anteriores.
Con Mi primer memory me dejó helada, no hemos conseguido en dos años que diga “pato” y, de repente, nos sorprende con “memin” (lemming), un roedor que vive en zonas del Ártico y que en casa hemos conocido gracias a Combel.
Otro cuento que le dejaron bajo el árbol es Buenas noches, Luna de James Mitchem para el que voy a necesitar mostrarle a Elea cómo cambia la luna de verdad porque no ha parecido entender nada de la historia. Os lo contaré en otro post.
Y el rey indiscutible durante estos meses ha sido ¡Shhh! Tenemos un plan de Chris Haughton, editado por Milrazones en la colección Milratones. Al principio no daba nada por este cuento, no sabía si iba a saber contárselo para que le llegara la historia y resultó ser un bombazo. Se merece un post para él solito.
Dejo en el tintero unos cuantos libros para iros contando más adelante que digo yo que ya está bien por hoy.
Echaba de menos dejar constancia de las anécdotas de Elea con los libros, espero que, si vuelve a haber temporada de bajón, pueda recordar esta sensación y ponerme de nuevo a escribir. Después de todo la razón del blog es que ella pueda leerlo algún día.
Gracias a todos los que me habéis animado y ayudado durante la temporada escolar.