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Jugando a la escuela con los Dudús

¡Qué ganas tenía de hablaros sobre este libro-juego! Es el primero de Elea, por eso no tenía claro que fuera a asimilar qué era y cómo jugar con él. Ya sé que los juegos no están bien ni mal ejecutados, que no debemos censurar la imaginación de los peques y que lo que hubiera hecho con él bien hubiera estado, pero conociendo su conducta con los juguetes no creía que fuera a darle tanto trajín.

Los que seguís nuestra cuenta de Instagram conocéis la pasión de Elea por Chanchita, uno de los Dudús de la diseñadora gráfica e ilustradora Patricia Geis, algo que nos sorprende gratamente por lo excepcional que resulta. En post anteriores ya os hablé de la fobia que tiene Elea a los cerditos, no los puede ver desde muy bebé, cosa que nos sorprendió entonces y que ahora vivimos como algo muy natural. El formato de la representación del cochino es indiferente para ver personificado el terror en nuestra hija, ya sea foto, peluche, incluso las dispares y múltiples ilustraciones que ha podido ver a lo largo de sus 28 meses (los que sois padres y madres sabéis que los animales aparecen hasta en la sopa, literalmente, a estas edades).

Así que este desmesurado amor hacia Chanchita ha propiciado que tengamos la colección entera de los Dudús, de la que os hablaré más adelante, los títulos que la componen son: Un besito y a dormir, Una cucharadita para…, ¡Buen viaje! y ¡Al agua patos! Y, por supuesto, este fabuloso libro-juego que se llama Los Dudús van al colegio. ¿Adivináis la editorial? Tiene una extraordinaria colección de libros para bebés y prelectores: Combel editorial.

No hace ni dos meses que el libro está en casa y ya podemos considerarlo parte de la familia. El colegio abierto va y viene del salón a la terraza y de la terraza al salón desde que lo tenemos y a Elea le hicieron los ojos chiribitas.

Aquí está Elea preparando e investigando el cole de Chanchita, que así lo llamaba al principio.

Cuando desatamos el lacito amarillo, se desplegaron las páginas y aparecieron el aula de los Dudús, el patio y el gimnasio dimos saltos de alegría, aquello era precioso y completamente lleno de detalles que aún nos sorprenden y siguen dándonos juego para crear más historias. La última sorpresa me la dio Elea cuando encontró al pececito en la pecera junto al baño. Nos encanta Gluglú, que así lo hemos llamado, y siempre que jugamos tenemos que darle de comer. A veces le echamos un puñado más grande que la cabeza de Chanchita y con tanta fuerza que aún dibujado podría sufrir un feroz tsunami.

En el columpio y el tobogán se lo pasan genial

Como vivimos en plena fase “lengua de trapo” de Elea, que todo lo quiere decir y la mayoría de las veces no la entendemos, nos perdemos algunas de las historias que inventa y les suceden a Miu, Chanchita, Conejo y Osito y a sus profesores Adela y <akto> (Héctor, como hemos decidido llamar al profe de gimnasia).

Mientras todos juegan a «Pan duro» (el cubo y la pala de toda la vida) Elea va regando las flores

Si a los niños les vienen bien las rutinas a los Dudús no os hacéis una idea. Es cuestión impepinable que lleguen al aula de uno en uno, saluden a sus profes y dejen las mochilas en sus perchas; es entonces cuando Elea decide si llueve, hace sol o hay nubes y cambia la ventana del aula según su veredicto. Lo que venga después ya depende del momento emocional por el que pasemos.

Chanchita entrando al cole

Es genial jugar con el colegio de los Dudús porque casi siempre nos ponemos a hacer nosotras lo mismo que ellos: si pintan, a Elea le apetece pintar un poco; si juegan a la canasta, busca la pelota y me lleva a jugar con la nuestra, si bailan pues nosotras no vamos a ser menos… todo menos lo de pedir pis o caca, que hasta ahora solo lo hacen ellos.

La Tata Ari es una adicta a los Dudús también

Y para terminar hay que ponerlos a dormir, ¿cómo? Como lo hacía ella en la escuela, cada uno en su colchoneta en el gimnasio. ¿Y si no para qué van a venir cuatro maravillosas colchonetas?

A dormir se ha dicho

Cuánto nos va a durar el colegio en unas condiciones óptimas para seguir llevando el trote que lleva no os lo puedo decir, lo que sé es que Elea está adquiriendo una habilidad motriz muy fina con tanto subir y bajar el baño y el comedor, regar las plantitas del patio, tocar el piano en el gimnasio…

¿Vosotros jugáis al Colegio de los Dudús? ¿Los conocéis? Es un buen regalo para cualquier edad por su originalidad y grandes detalles.

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